domingo, 5 de agosto de 2012

Matrimonio, un derecho sin orientación sexual.



¿Matrimonio? Dos contratantes con derechos y deberes iguales, basados en el afecto y un proyecto de vida en común, con el deseo de manifestar de manera formal y jurídica sus preferencias al resto de los miembros de la comunidad. Un concepto que incluso para la Real Academia Española, a partir de junio de este año, incluye a las uniones homosexuales.
Persistente lucha por la adquisición de los Derechos Humanos, además del respeto de igualdad entre hombres y mujeres; son parte de la evolución como raza y  más que eso, como seres pensantes y con sentimientos; pero al parecer, ese “razonamiento” no va más allá.
Según un informe de la International Lesbian and GayAssociation, países como Irán, Yemen, Sudán, Maurita y ciertas partes de África, condenan la homosexualidad con pena de muerte, ejemplo del atraso que todavía existe en ciertas partes del mundo en cuestiones de derechos y libertades; y que resulta preguntarse, ¿hasta qué punto somos razonables con la equidad que se dice tener?
“La homosexualidad no es ni un trastorno ni una enfermedad, sino una variante normal de la orientación sexual humana. La inmensa mayoría de gays y lesbianas viven vidas felices, sanas, bien adaptadas y productivas (…)En términos psicológicos esenciales, estas relaciones son el equivalente de las relaciones heterosexuales”, explicó la American Psychiatric Association en un comunicado oficial.
Agregando que la institución del matrimonio permite a los individuos un rango de beneficios que tienen un impacto favorable en su bienestar físico y mental; tema que permanece en discusión en nuestro país, en donde el mayor boom se desató con la representación de Justo Orozco y su opinión, referente a los homosexuales.
El matrimonio es una institución considerada como derecho para todas las personas, independiente de su orientación sexual; en la mayoría de las regiones esto no es aceptado para los homosexuales, debido a la discriminación y homofobia aun existente, además de justificados religiosos.
Para ello, como opciones alternativas, se encuentran lasparejas de hecho o uniones civiles, aplicadas en estados como Massachusetts, Iowa y Connecticut, en las que las parejas pueden mantener derechos similares a los de un matrimonio común.
En el 2001 los Países Bajos dieron el sí al matrimonio homosexual, continuando con Bélgica en el 2003 y España en el 2005. En América Latina, el primer país en reconocer esta legalización fue Argentina, el 15 de julio del 2010.
Quizás continuamos viviendo en un mundo en donde las posturas continúan siendo tradicionalistas y cerradas, pero al menos la aceptación y la apertura de fronteras hacia nuevos razonamientos, se empieza a lograr poco a poco, ya que pequeños porcentajes, empiezan a respetar las diferentes orientaciones sexuales.
Según datos del Proyecto de Opinión Pública de América Latina, a finales del 2010, se adquirió un 20,7% de aceptación por parte de los costarricenses, a las uniones del mismo sexo.
Aumentando estas cifras  un año después a nivel internacional, con un apoyo del 56% en España, aceptando inclusive, la adopción dentro del matrimonio.
En contra o a favor, es importante que valoremos que todos somos seres humanos y debemos tener los mismos derechos. Nadie está excluido a tener sentimientos y mucho menos, compartirlos con el ser a quien amamos.
La religión puede establecer un origen del concepto matrimonio ante Dios, pero el querer compartir sus derechos y deberes con un ser querido, como institución, es parte de un poder judicial razonable.
Cada persona tiene la libertad de vivir como quiere y establecer sus propios principios, mientras no afecten a los demás. Ninguna persona puede sentirse ofendida al ser ejecutados los derechos de otra. Todos somos iguales y por lo tanto si existe el derecho de amar y legalizar ese acto, para cualquier heterosexual; los homosexuales como seres humanos, deben tener las mismas condiciones.

Adriana Hernández

viernes, 3 de agosto de 2012

Nueva estructura familiar: Mamá sin Papá.


Estamos en una época donde muchas familias son lideradas por una sola figura paternal. En mayor número son mujeres jefas de hogares quien es en muchos casos, a duras penas, se las ingenian para poder sacar adelante a su familia. Pero: ¿en realidad estas familias necesitan de la figura paterna? ¿Qué tan necesaria es o es la familia de padre y madre una cuestión del pasado?

Para entender, es necesario tener en cuenta que los cambios generados en la estructura familiar, se deben por diferentes factores o cambios en lo económico y social generados principalmente por la globalización que han influido en las formas de organización familiar modernas, la Pluralidad, que según Gimeno (La familia el desafió a la diversidad, 1999) “se convierte en un componente significativo de las familias en la actualidad, conlleva a la producción de una cultura de reconocimiento, aceptación y valoración de la diversidad en los distintos órdenes y niveles de vida”.

En nuestra época, específicamente en las clases sociales medias, como evidencia Ariza (2001), en las clases medias y altas la independencia económica de las mujeres puede propiciar una distribución más igualitaria de las labores domésticas, mientras en las clases populares el poder adquisitivo de la mujer puede generar malestar por parte del hombre que ve amenazado su rol de jefe de familia y su masculinidad, que se manifiesta en una mayor dominación y violencia hacia las mujeres.

La verdadera pregunta se genera en la clase de sociedad que se está creando a raíz de la restructuración familiar. Si los niños pequeños entienden como normal el hecho de que su familiar sea liderado por solo una persona, estarán en riesgo las relaciones sociales en el futuro próximo o se valorará más la familia protegiendo el núcleo central dando más espacio y más respeto al rol preponderante de la mujer como jefa de hogar.

¿Estará el hombre destinado a su extinción del núcleo familiar? ¿Fue el machismo patriarcal desde la época colonial, la liberación femenina y el fenómeno expansivo de la globalización un acto de exterminio sobre la figura paternal, o más bien estamos viviendo un ciclo de saneamiento social que pone a la mujer en el lugar que se merece?

Leemos los comentarios al respecto:

lunes, 30 de julio de 2012

Divorcios aumentan con la tecnología

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El uso de la tecnología, en un mundo donde hay teléfonos con cámara y varios sitios web, impone nuevas reglas y situaciones en aquellas personas que sostienen una relación fuera de su matrimonio

Con el creciente uso de estas tecnologías, abogados de divorcio y detectives privados aseguran que su negocio ha aumentado en los últimos años, gracias a la popularidad de aparatos especializados y sitios web, en especial de Facebook, según un estudio de la Asociación de Abogados Matrimoniales de Estados Unidos.
Este mismo estudio también asegura que desde el 2004 –año en que Facebook fue fundado- se ha convertido en la principal fuente de prueba del 20% de los divorcios en el país norteamericano.

En Costa Rica por cada dos parejas que dieron el sí ante un altar o frente a un abogado en el 2011, otra firmó su divorcio, según datos divulgados por el Registro Civil en ese año. Según estos, el año pasado se registraron 25.021 matrimonios y 12.592 divorcios.

Según Pedro Beirute, abogado y especialista en derechos de familia, se ha dado un gran aumento en los casos de divorcio en Costa Rica desde la aparición de las redes sociales.

No estoy en contra de la tecnología, ya que no es el causante directo de la ola de divorcios, pero no se puede negar que es un facilitador  para dar el paso a la infidelidad. Suele ser más fácil darse cuenta de un tercero en el matrimonio con solo una foto, comentario o mensaje de texto. Pareciera que los infieles la tienen más difícil para no ser “cazados”.

Stephanie Parra Garita


domingo, 22 de julio de 2012

La violencia golpea cada vez más fuerte

Muchas familias en Costa Rica, la ven como un mito, porque quizás no lo viven en sus hogares, pero más que mito la violencia familiar es una realidad, que cada vez ataca con mayor fuerza a la sociedad costarricense.

La violencia no solo es el maltrato físico hacia un individuo, también psicológico o de palabra que realiza una persona contra quien es o haya sido conviviente. En un pasado se tenia la idea de que las mujeres y los niños eran agredidos por el machismo que existía en la sociedad, pues eran los más vulnerables, hoy podemos ver como ha cambiado la situación, y también se presentan altos rangos de agresión familiar hacia los hombres según la ultima encuesta realizada por INEC el número de casos que ingresaron a los juzgados de violencia doméstica, por cada 100 hogares pasó de 1,9 en 1997 a 3,7 en el 2007, y la mitad del porcentaje fue de mujeres hacia hombres.

La familia es la parte fundamental para que los hijos se formen como personas al crecer, ya que ellos son como esponjas que absorben todo lo que ven y escuchan; y en un hogar donde hay la violencia familiar, existen altas probabilidades que los niños tomen la actitud como una enseñanza indirecta, y que en un futuro en sus familias repitan la historia que vivieron en su pasado.

Muchas veces la violencia familiar puede ir de la mano con el fenómeno llamado Bullying que se define como una “serie de incidentes crueles repetidos en el tiempo, con un rol definido de víctima y victimario. Dichos incidentes obedecen a la intención de intimidar de forma física, verbal o psicológica a la víctima a fin de obtener una cuota de poder sobre ella”. Este fenómeno se desarrolla con frecuencia en niños que son victimas de violencia familiar, y practican la violencia ellos también en sus centros educativos.

La comunicación es la base más importante para la buena convivencia familiar, se debe saber hacerlo, en las familias modernas muchas veces hace falta dialogo y lo poco que se interactúa, en ocasiones puede ser dicho de mala manera; hay que fomentar ese valor de poder hablar como familia y no como animales.

La violencia doméstica  es un problema social grave, presente en todos los estratos, que día a día se incrementa en nuestro país, producto del machismo y otros factores coyunturales. Se debe entrar en razón, frenar esta sociedad tan violenta y para hacer el cambio hay que comenzar por si mismo.

domingo, 15 de julio de 2012

¡Abran paso, que desaparece la familia!


¿Qué fue de esperar a papá en la puerta de la casa por las tardes cuando regresaba de trabajar? De ver a mamá preparando la casa y vigilando las tareas de sus hijos por las mañanas. De jugar trepados en los árboles de guayaba y mejenguear entre hermanos por la calle del barrio. ¿Qué paso con todo eso, a dónde se fue? La familia tradicional costarricense, esa, la que todos extrañamos y recordamos, parece que ya desapareció o se encuentra en vías de extinción.

Un viejo editorial de 1994, publicado en La Nación, por la redactora de ese entonces, María Isabel Solís, indicaba que casi la mitad de los bebés -- 42,76 por ciento-- fueron hijos de madres solteras. Al mismo tiempo de cada mil mujeres, 233 se habían incorporado a la fuerza laboral.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) en el 2009, de las más de dos millones de mujeres, existen más 700.000 ocupadas en la fuerza laboral y más de 69.000 desempleadas jefas de hogar. De acuerdo con la Contraloría General de la República (CGR), para el mismo 2010, se registraron 13.256 nacimientos de madres solteras.

Actualmente  hay un divorcio por cada dos matrimonios. Según el Registro civil, la cantidad anual de divorcios subió un 63% en diez años, en el 2010, la cifra superó los 11.500.
Al parecer el padre y la madre asumen hasta tres jornadas laborales, desintegrando el núcleo familiar tradicional. Para varios expertos los cambios abruptos que se están produciendo en la dinámica social producto de la globalización y de la apertura económica, aceleran este proceso.

Para el sociólogo Jorge Mora, lo más dramático de todo esto es que la familia va adaptándose muy lentamente a estos cambios. El problema más grave lo sufren las familias de menor ingreso económico, que no tienen mecanismos alternos para llenar estos vacíos. En el 2009, el INEC, registró más de 50.000 familias que viven con menos de 33.000 por mes.

A principios de 1997, la UNICEF, produjo un informe llamado: “Realidad Familiar en Costa Rica”. Allí se destaca que la gran mayoría de los encuestados consideraban que nuestra sociedad ha perdido valores en los últimos 20 años, principalmente los valores familiares y espirituales. Gran parte de la población opinó en ese entonces, que los problemas económicos eran la fuente de sus problemas sociales y familiares, esto debido a que hacemos cualquier cosa por obtener dinero.
Existe entre nosotros la sensación de disfunción social. Nuestra estructuración de familia desaparece. Aún así tratamos de persistir y fomentar los mismos valores y las mismas formas de vida de hace dos o tres décadas atrás. Necesitamos despertar de esa vieja forma de pensar y empezar de nuevo a promover esos valores que estamos eligiendo olvidar.

Marco Varela / muve20.u@gmail.com